Un buque canadiense japonés que transportaba el conflictivo fosfato desde el Sáhara Occidental ocupado fue recibido ayer con una protesta flotante en Nueva Zelanda.
En la mañana del 9 de diciembre de 2019, el granelero Federal Crimson, que transportaba 50.000 toneladas de fosfato del Sáhara Occidental ocupado, fue recibido por una flotilla de paz de 15 kayaks y un ferry con más de 100 niños en edad escolar. Otros 80 activistas entonaban canciones de protesta desde tierra.
Los manifestantes pidieron a la empresa importadora Ravensdown que dejase de comprar fosfato saharaui de inmediato.
La tarde anterior, cuando el barco llegó a puerto, la filial del puerto de Lyttelton del Sindicato de Transporte Ferroviario y Marítimo (RMTU) entregó una carta de protesta al capitán del barco. Hace aproximadamente un mes, el Consejo de Sindicatos (CTU) de Nueva Zelanda aprobó una resolución que condena la ocupación ilegal de Marruecos del Sáhara Occidental e hizo un llamamiento al gobierno de Nueva Zelanda para que detuviera las importaciones de fosfato del territorio. RMTU es un socio del Consejo.
Desde su llegada a Nueva Zelanda, el Federal Crimson no ha tenido más que experiencias desagradables. Hace una semana, cuando el barco descargó en el puerto de Napier parte de su carga para las instalaciones de Ravensdown en la zona, presenció manifestaciones contra su actividad, y, igual que en Lyttelton, la filial de RMTU en Napier entregó una carta de protesta al capitán del barco, tras haber amenazado con no descargar si se les impedía esa forma pacífica de protesta.
El 2 de diciembre Ravensdown habló sobre sus importaciones a través de un comunicado en su cuenta de Facebook.
Las protestas de la sociedad civil se han estado produciendo en diferentes puertos de Nueva Zelanda durante semanas, llamando a Ravensdown y Ballance Agri-Nutrients a poner fin a la importación de "fosfato de sangre". Las dos compañías, que son cooperativas de agricultores, importan roca de fosfato del Sáhara Occidental ocupado, un territorio no autónomo en el noroeste de África que fue brutalmente invadido y anexado por Marruecos en 1975. Hasta la fecha, Marruecos continúa ocupando militarmente las tres cuartas partes del territorio, incluidas sus reservas de fosfato que se explotan en beneficio del Tesoro público de Marruecos. El pueblo saharaui, que vive en campos de refugiados en Argelia o bajo el yugo de una brutal opresión, no ha dado su consentimiento para el comercio de fosfato, requisito que deriva de su derecho internacionalmente reconocido a la libre determinación.
Este discutible comercio está documentado en el informe anual de Western Sahara Resource Watch P for Plunder. Nueva Zelanda es uno de los pocos países que todavía importa este conflictivo mineral, después de que España, Lituania, Australia, Colombia, Venezuela, México, Canadá, Estados Unidos y Noruega hayan cesado sus importaciones en los últimos años.
El buque Federal Crimson es operado por Fednav Ltd, Canadá, (presidente LG Pathy lgpathy@fednav.com, vicepresidente de operaciones, Sr. Paul A Gourdeau, pgourdeau@fednav.com, vicepresidente de fletamento, Sr. James W Easey, jeasey@fednav.com). El propietario del grupo es Marubeni Corp, Japón, mientras que el propietario registrado es MMSL Pte Ltd, Singapur. P&I por UK P&I Club.
Por undécimo año consecutivo, Western Sahara Resource Watch publica un panorama anual detallado de las empresas involucradas en la compra de fosfatos del Sáhara Occidental ocupado.
Mientras que, a nivel internacional, otras compañías han logrado encontrar fuentes alternativas al fosfato, y a pesar de una solicitud del gobierno de Nueva Zelanda de seguir la misma vía, la industria de fertilizantes de este país no parece estar dispuesta a abandonar sus importaciones del Sáhara Occidental ocupado.
Los manifestantes bloquearon dos camiones en la fábrica de Ravensdown y alertaron a la primera ministra de Nueva Zelanda sobre la dependencia del país de minerales polémicos por su explotación ilegal en los territorios ocupados del Sahara Occidental.
Desde finales de 2018, dos de los tres importadores mundiales de los minerales en conflicto son neozelandeses. A mediados de diciembre, algunos ciudadanos se manifestaron en la ciudad de Dunedin.